Tanto tiempo siendo formal, siempre correcta y condescendiente. Aprendiste a sonreír por compromiso, a asentir a cada palabra y a agradecer que te pisaran los pies. Con la falda siempre un par de dedos por debajo de la rodilla, la camisa bien abrochada y todos los mechones de tu pelo perfectamente colocados, como siguiendo una especie de regla universal. La cabeza siempre ganando la batalla y la conciencia rendida a tus pies. Hacer lo que se debe, sólo lo que se supone que está bien, atenta a normas y preceptos disfrazados de recomendaciones.
Pero un día, de repente, recuerdas que te gustaba saltarte las casillas del parchís, que hacías trampas al jugar al Monopoly, que le robabas a la banca y que trucabas los dados. Piensas que entonces eras más feliz. Desconocías los martirios y el ruido de tus propios latigazos, las plagas bíblicas y los partes de baja emocional. Y te aplicaste aquello de pensar un poco más en ti. Desconectaste el interfono que comunicaba con tu conciencia y apretaste el botón de tus instintos; descubriste que estos, a veces, suelen acertar, detectores infalibles de trampas y mentiras, ecografías del alma humana, alarmas que nada entienden de promesas o fidelidades. Dimisión de la conciencia ante la repentina insubordinación de un cuerpo que casi habías olvidado. Jugaste a la ruleta y dedicaste más tiempo a lanzar una moneda al aire deseando con fuerza que saliera cruz. Y dejó de preocuparte que saliera cara, aferrada a ese cincuenta por ciento de posibilidades de éxito aún intactas que antes no veías.
Un día te compraste unos zapatos de tacón, recuperaste el aire despreocupado y los gestos espontáneos y dibujaste con carmín una expresión de femme fatale. Descubriste que no era mal juego éste de la vida y se volvió adictivo ser tú misma sin tener que predecirte con exactitud, sin necesidad de vivir a base de pronósticos y jugadas maestras para impresionar a nadie.
Se convirtió en sabia.
ResponderEliminarQue lo disfrute.
Besos.
¡Y nos encandiló a todos, desde su luna!
ResponderEliminar¡Guapa!
Un beso,
Aléxis.
Se reencontró a si misma.
ResponderEliminarMaravilloso.
Un fuertisimo abrazo
"...y miles como Tú, sin saberlo, van por el mundo, descubriéndose.."
ResponderEliminar!Gracias Cristina! me encantó
Doy fe de que hacías trampas al parchís, pero qué bien nos lo pasábamos. ¿Por qué siempre escogías las fichas verdes?
ResponderEliminarBicos fortes, rapaciña.
Toño.
La verdad es que la vida es muy complicada Cristina, pero me alegro de lo que consiguió la protagonista, un beso y varazo para ti.
ResponderEliminarLe comentaré todo lo que me habéis dicho y os anticipo su agradecimiento.
ResponderEliminarToño, el verde es uno de mis colores favoritos, pero ¿de verdad elegía siempre las verdes cuando jugábamos al parchís?. Alegría de leerte, últimamente no me visitas nada :P.
Amapola Azul, los complicados somos nosotros, la vida está ahí, esperando a que juguemos con ella. Bueno, vale, reconozco que a veces es un poco rebelde, pero seguro que existe alguna manera de domarla. Gracias por el beso (lo del 'varazo' me ha dejado pensando...) ;)
Si alguna pequeña tranpa y un poco más de escote nos hace vivir menos encorsetados, bienvenidas sean.
ResponderEliminarBesos.
perdona, era "Abrazo", es que soy un desastre tecleando¡¡, lo siento¡¡¡
ResponderEliminarperdón, y bueno, tienes razón en todo¡¡
Besos¡¡
Tranquila, Amapola, entendí que era abrazo, pero como a veces me merezco algún varazo también, me hizo gracia ;)
ResponderEliminarY no me des la razón, mejor llévame la contraria, ja ja ;) Besos, guapa.
Claudia, arriba las trampas inofensivas y los escotes -también inofensivos, que una ya no tiene edad-. Beso fuerte.
La conciencia judio-cristiana que tenemos de herencia, al menos en mi caso, es la que no nos permite mostrarnos. Pero cuando somos capaces de ponernos los zapatos rojos de tacón y la cazadora de cuero con pantalones ajustados y tanga...Es como aparecer de repente en otro mundo y sentir que es el que te pertenece. Para mí fue como conquistar Marte, jajaja...todavía lo recuerdo.
ResponderEliminarUn beso
Es que no hay otra manera .
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo suyo es intentar conquistar Marte cada día, jeje.
ResponderEliminarBesos para repartir, y gracias, gracias.
Caminar sin prisa ni rumbo es llenar la vida... somos para lo que sentimos, para lo que realmente deseamos.
ResponderEliminarMe alegra poder mandarte de nuevo estos Besos Almendrados ;)
La verdad es que hizo bien.
ResponderEliminarUn beso.
Tey, alegría me das al verte de nuevo por aquí -y por allí-. Ese retiro empezaba a preocuparme, la verdad ;).
ResponderEliminarCarmen, sí, supongo que hizo bien.
Gracias y bienvenidos :)
El valemadrismo es un valor agregado ,al cual no debemos subestimar.
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