martes, 29 de junio de 2010

Rabia



Cuando te miro y veo tu sonrisa no puedo evitar reproches. Miles de preguntas se quedaron en el aire y sabes que eso me revienta; empiezan a temblarme las piernas, me tambaleo y los ecos de tus palabras resuenan en mi cabeza mientras mastico el recuerdo de tus besos. Sé que tengo que olvidar, no hago más que repetírmelo, pero caigo en esto cada día. Qué triste fue llegar a casa aquella noche; qué tristes las noches siguientes. Cuando suena el teléfono después de las doce aún siento escalofríos; a veces imagino qué habría pasado si no hubieras salido aquella tarde.
Cuando te miro, mis ojos se encienden de rabia, doy una patada al mueble y tú acabas en el suelo sonriéndome; después me arrepiento y te coloco de nuevo en la repisa. Y así todos los días.

1 comentario:

  1. Buen microrrelato, Cristina, duro como la vida ¿y la muerte?
    Un saludo.

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