viernes, 25 de junio de 2010

A través del asfalto


Entro en casa después de regar el jardín y me traigo la imagen de un puñado de hierbas diminutas cuya existencia me tiene deslumbrada; nunca entendí que una planta pudiera crecer en condiciones tan adversas, abriéndose paso desde la tierra a través del hormigón para poder ver la luz. Son pequeños milagros que no llego a comprender y en los que suelo fijarme, supongo que para comprobar que a pesar de su insignificancia se siguen produciendo, indiferentes a la indiferencia del resto del mundo, tenaces.
Hoy volví a ti, aunque no fue una vuelta en condiciones, sino un acercamiento para ver si quedaba algo por rescatar de entre los escombros; algo que hubiéramos olvidado antes de la despedida, un beso en el aire buscando su sitio, una canción a medias, hilos de nostalgia o un trozo de piel intacta aún por estrenar. No encontré nada, sólo un espejismo que duró segundos, más de lo de siempre. Tu egoismo cada vez más sólido y mi cansancio haciendo mella en mis huesos, cansados de construir castillos de naipes que se derrumban; sí, estoy cansada. Cansada de pintar historias del color que más me gusta, cansada de acariciar el hielo de tus manos, cansada de cansarme. Por eso la distancia empieza a parecerme el sitio más seguro aunque te eche de menos; por eso ahora decido alejarme definitivamente, avanzar en una dirección que no me lleve a ti, salir del cajón de objetos inútiles en el que me guardabas y mirar hacia otro lado buscando la luz como un puñado de hierbas diminutas que ignorando el asfalto y la aridez del cemento luchan por sobrevivir. Hoy emprendo mi viaje de vuelta abriéndome camino entre los escombros en los que me sumergí buscando restos de algo que nunca tuvimos.


5 comentarios:

  1. Tú eres un pequeño milagro, amiga. Espero que veas esa luz, pero se agradece tu inmersión en los escombros porque imagino que de allí sacaste esto.
    Un abrazo de otro puñado de hierbas que crece en el asfalto.

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  2. He desayunado por casualidad en tu Blog y creo que ha sido la mejor manera de empezar el día. Qué hermosda manera de decir adios...
    Mariola desde tu luna (a la que volverá, no lo dudes)

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  3. Anónimo (o anónima, je):todos somos pequeños milagros y poco más.
    Mariola, bienvenida.
    Gracias a los dos, por venir (y decir, claro)

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  4. Qué acertada metáfora; me gusta tu prosa, me gusta cómo cuentas las cosas "a través del asfalto". Hay duende en este espacio.

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  5. No sabría contarlas de otra forma, Anónimo, ni esforzándome mucho. Gracias, y si hay duende seguro que lo traeis vosotr@s.

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