sábado, 3 de julio de 2010

Sueño



Anoche soñé que había nevado; caminaba alejándome de ti arrastrando mi cuerpo, intentando llegar a no sé dónde. Es agotador caminar sobre la nieve, tanto como pelear contra la inercia. Intentaba no mirar atrás, sabía que si lo hacía acabaría regresando al ver tu mano alargándose hacia mí, como ayer, como siempre. Seguí caminando como pude, muerta de frío y dejando a cada paso un trocito de nosotros. Cuando llegué a no sé dónde y estuve segura de que me había alejado lo suficiente para estar a salvo, algo me despertó. Abrí los ojos y comprobé horrorizada que los restos del deshielo habían inundado mi cuarto y que mi cuerpo, helado y tiritando, flotaba entre las aguas luchando por no hundirse. Desesperada, fui nadando hasta mi cama. Entonces vi tu mano; la agitabas desde el fondo en un intento vano de que yo la agarrara para arrastrarme contigo, como ayer, como siempre; no lo hice, esta vez vencí a la inercia y me quedo observando cómo te hundes hasta acabar desapareciendo con los restos del naufragio.
Anoche soñé que había nevado y hoy me despierto segura, en mi cama, a salvo de nosotros, aunque temblando de frío; tú te despiertas en el sofá, también helado, con agujas en la garganta, buscando mi mano...

3 comentarios:

  1. Qué bonito, Cristina; estuve fuera unos días y me he metido en tu Blog para ponerme al día. Entrar aquí me es como entrar en otra dimensión, pero no extraña, sino tan cercana a mí...
    Un beso, amiga de la luna.

    ResponderEliminar
  2. Anoche soñaste que había nevado y hoy te despiertas segura, pero sola...y él en el sofá. Deberíais de dormir juntos, que seguramente estaríais mejor (digo yo, mujer...) Me ha gustado, no creas que no...

    ResponderEliminar
  3. Qué bonitas palabras, Mariola; gracias y otro beso para ti.
    Anónimo, ha nevado después de tantas noches durmiendo juntos, o sin dormir, debido al insomnio... Ha nevado.
    Gracias, amig@.

    ResponderEliminar