miércoles, 10 de noviembre de 2010

Miedo


No le resulta fácil escribir sus defectos, pero tampoco sus virtudes. En la libreta, minuciosamente, hace dos columnas, separadas por una línea perfecta que traza con una de esas reglas de colegio.
A la derecha, apunta todo aquello que suma, mientras a la izquierda resta puntos.
Siempre luchó por una simetría, pero de repente hoy, como por ciencia infusa, ha aprendido que la derecha y la izquierda son algo más que dos conceptos abstractos.
Esperanzada, coge una goma de borrar, mientras imagina cómo le gustaría que fueran las cosas.

3 comentarios:

  1. qué cosas! por un momento me vi con esa libreta, muchas veces usé la técnica de la balanza..... hace mucho que ya no lo hago, bonitos recuerdos.
    Un beso

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  2. Los límites que "separan" los territorios de los defectos y las virtudes son muy difusos y osmóticos. Quizá, mejor que hacer balance, sea tratar de explorarlos para, en la medida de lo posible, bosquejar su cartografía.

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  3. Sí, Éxodo; la exploración es necesaria después de cualquier balance.
    Gracias`por venir, y decir ;)

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