Una réplica en miniatura de la Torre Eiffel, una estantería llena de libros que la sostiene, unas sábanas azules y ese edredón con manchas que nunca habríamos comprado juntos. Una silla incómoda que tenía que ser sustituida, papeles en el escritorio, una botella de champagne al lado del sextante que te compré porque sí, sin saber lo que era, sólo porque me apetecía, y monedas, monedas de bajo valor que no dan para comprar ni un ratito de felicidad..
Y un cubo de basura con un oso de peluche encima. Y a ti, fotografiándome...
¿Desenpolvando recuerdos?
ResponderEliminarQuédate con los que merezcan la pena y los otros por san Juan a la hoguera.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUn peluche .... Y a ti fotografiándome
ResponderEliminarMe ha encantado, aunque no sea alegre, aunque sea un sentimiento de tristeza, la contemplación de las cosas, cuando el tiempo compartido no está y nos deja ese otro tiempo de la realidad que nos rodea.
Me quedo con este cuento entre mis favoritos que son unos cuantos. Besazo mujer! No lo olvides... Gran mujer.
No creo que haga falta quemar nada.
ResponderEliminarStu
Gracias
ResponderEliminarRecuerdos del cajón de los momentos: buenos recuerdos.
ResponderEliminarUn saludo!
A veces llega un momento (por suerte) en el que hay que ir renovando los recuerdos. Hoy es un buen día para ponerse a crear cosas nuevas, ¿no crees, Cris?
ResponderEliminarUn beso...
J.
Bueno, bueno, todo a su tiempo, todo a su tiempo. Con calma, chavalotes.
ResponderEliminarNo sé si pinta mucho aquí el señor Anónimo, ciertamente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta situación pintada con pinceladas sueltas, cómo creas un estado de ánimo sin mencionarlo. Una vez leí que se podía saber todo de una persona viendo lo que guarda en el cajón de la mesilla.
ResponderEliminarMe pasaré por aquí.
Saludos.
Es bueno vaciar el cajón de la mesilla cada cierto tiempo, Jesús, dejar que vuelen las palabras hasta conseguir atraparlas para siempre en la dichosa página en blanco. Son momentos esos que, sin duda, reflejan y capturan estados de ánimo, efímeros, pero necesarios para crecer.
ResponderEliminarGracias a todos, anónimos y cantantes incluidos, por venir y por decir.
¿Sabes cuánto tarda en envejecer un recuerdo? Lo que tarda en brotar una sonrisa, es decir, nada...
ResponderEliminarY es una pena, lo sé.
Un beso y que brote esa sonrisa (aunque seguro que ya asoma)
Manu.