jueves, 28 de julio de 2011

Palabras robadas





Sus palabras, anoche, tenían un tono diferente. Una a una, después de rebotar en el colchón y juguetear entre las sábanas, fueron depositándose en mi cuerpo. Había deseo, como siempre, pero esta vez la palabra amor también se había fugado. Me estremecí.
Más tarde, acunada por los compases de su respiración, me di la vuelta y me quedé dormida.
Ya casi amanecía cuando supe que ella se llamaba Laura y que tenía pesadillas. Me enterneció escuchar cómo él intentaba despertarla. Supe entonces que esta vez era distinto y que ella regresaría muchas noches.
Sé que algún día tendré que tapar la rendija del suelo de madera que comunica nuestros cuartos, pero eso será más adelante, quizá cuando ella desaparezca de su vida y él retome sus noches de lascivia con mujeres de paso.

Mientras tanto, coqueteo con la la idea de que me llamo Laura y de que él no es mi vecino.

6 comentarios:

  1. Me costó entenderlo, debo reconocer. Picada mi comprensión lectora, he de decir que, después de releerlo me parece francamente bueno este cuento. Hay que tener cuidado con las conversaciones ajenas.
    Alexis

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  2. Si del romanticismo a ser psicópata hay un paso... Pero acercarse a ese abismo da otrs perspectiva.

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  3. Me gusta, me gusta...
    Juan

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  4. Imaginacion al poder... viva la fantasia. Me encantan tus relatos, potencia en las palabras... todo un golpe a la indiferencia.

    saludos ;)

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