domingo, 25 de septiembre de 2011

Y si de vivir se trata




Sabías que esto acabaría sucediendo; no somos perfectos, ni falta que hace. Llegado este momento en el que miras más allá de tus certezas, en el que ni la ansiedad ni las ganas controlan tu voluntad, caes rendido ante algunas evidencias. Eres consciente de que la suerte está echada, y sí, aunque has jugado tus cartas, ya no tiemblas. Sabes que si ganas podrás celebrarlo, pero perder ya no es una posibilidad que asuste. Alguien dijo alguna vez que vivir implica riesgo, está asumido, pero tú, cansado de asumir, ablandas fuerzas. ¿Madurez, serenidad...? Quién puede saberlo; la vida hace su particular apuesta mientras tú, harto de entrar en conflicto, te dejas llevar. De poco sirven las ideas optimistas, ni aquello que aprendiste para facilitar el día a día. Hoy te miras al espejo y, aunque no te gusta lo que ves, ya no caes en la trampa de adornarlo, por mucho que lo intentes. Eres como eres, o como te han hecho, o como han querido que fueras, qué coño importa. Eres tú, y lo que queda de ti, aquello que has salvado, será lo que prevalezca. Puedes preguntarte si ya lo has dado todo, incluso pensar que nada has aprendido.

Pero los huracanes amainan y todas las aguas vuelven a su cauce, y tú, como cada día, te duchas, te arreglas, y sales a la calle deseando que algo aún te sorprenda. Será difícil elaborar trampas nuevas, pastelitos vitales que relajen tu mirada. Aún así, consciente de que todo esto acabaría sucediendo, mientras caminas por la acera quieres volver a ignorar que la inocencia se te ha caído de las manos. Y lo intentas, y deseas verlo todo como si fuera la primera vez . Y si fallas, te convences de que nada es irreparable, y eso sí que lo consigues. Y entonces, ya puedes celebrar que el autoengaño sirve al menos para dulcificar tus días, aunque a través de una puta rendija, mires más allá de tus certezas.

Alguien tendría que habernos advertido acerca de este asunto, piensas muy encabronado, mientras la realidad, como un bloque de hielo, enfría aquella visión idealizada de lo que hasta hoy era tu vida.

6 comentarios:

  1. Agradecido por esta casi imposible traducción textual de lo que uno muchas veces piensa y siente.

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  2. Parece fáci expresar algo tan común; no lo es. Tú lo has conseguido, de nuevo...
    Maca.

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  3. Como dice Antonio Jiménez, qué difícil es traducir este tipo de cosas. Y parece tan fácil, que ni reparamos en su complicación. Todos llevamos dentro pastillitas edulcorantes, aunque llegados ciertos momentos (y repito momentos, lo sé), no sirvan de nada. Besos sin edulcorar.
    Aléxis.

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  4. Interesante reflexión... creo que por suerte la vida nos tiene preparadas muchas sorpresas... tantas como desengaños, solo es cuestión de saber adminístralos.

    Siempre disfrutando en tu blog...

    Saludos ;)

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  5. Uff! ya no se ni expresarme después de ver con la sencillez que te expresas, te repetiría lo mismo que todos.
    ¿oyes mis aplausos?
    El placer es mio de disfrutar de tus lecturas.
    :)

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  6. Agradecida yo, por vuestras visitas.
    Besos.

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