A veces me pregunto qué nos atrae tanto de aquello que deseamos, y si realmente ese deseo responde a algún tipo de carencia temprana. Adler decía que aquello que nos ponemos como meta siempre forma parte de un deseo equívoco, algo así como una falsa quimera de la que nos alejamos una vez conseguida, pues no se corresponde para nada con la imagen que habíamos elaborado con nuestra torpe ilusión. ¿Qué nos atrae realmente? ¿Es, acaso, la fantasía de ese triunfo o su consecución? ¿La meta o el camino?
Ni la primera vez, ni la segunda, fueron como imaginaste; ni rastro de la imagen que guardabas en tu mente de aquel ideal que perseguías. Te encuentras de repente en números rojos emocionales, el debe más cargado que el haber, y la decepción desnuda, intentando provocar tu rabia adormecida por ansias equivocadas. Nada es como imaginaste que sería y te enfrentas a un vacío lleno de insatisfacción, de esos que despiertan más hambre engañosa. Todo podría ser perfecto, pero no lo es, o al menos, eso sientes. Quieres más, pero empiezas a dudar del beneficio de tus logros mientras Adler te susurra al oído que lo que te está pasando tiene más que ver con tu complejo de inferioridad, que ha de ser compensado de alguna manera, que con lo que de verdad anhelas. Intentas silenciarlo, mandar al carajo todas sus teorías, pero llega un momento en el que esa vocecilla te grita y advierte y te dice que no estaría de más que cambiaras de rumbo, que hay otros finales, que aún estás a tiempo de elegir. Y te surgen dudas, y te ablandas. Empiezas a darle la razón mientras te impones otras metas, hasta que aceptas que no comprendes nada, y que tal vez, tendrías que leer menos.
Ni la primera vez, ni la segunda, fueron como imaginaste; ni rastro de la imagen que guardabas en tu mente de aquel ideal que perseguías. Te encuentras de repente en números rojos emocionales, el debe más cargado que el haber, y la decepción desnuda, intentando provocar tu rabia adormecida por ansias equivocadas. Nada es como imaginaste que sería y te enfrentas a un vacío lleno de insatisfacción, de esos que despiertan más hambre engañosa. Todo podría ser perfecto, pero no lo es, o al menos, eso sientes. Quieres más, pero empiezas a dudar del beneficio de tus logros mientras Adler te susurra al oído que lo que te está pasando tiene más que ver con tu complejo de inferioridad, que ha de ser compensado de alguna manera, que con lo que de verdad anhelas. Intentas silenciarlo, mandar al carajo todas sus teorías, pero llega un momento en el que esa vocecilla te grita y advierte y te dice que no estaría de más que cambiaras de rumbo, que hay otros finales, que aún estás a tiempo de elegir. Y te surgen dudas, y te ablandas. Empiezas a darle la razón mientras te impones otras metas, hasta que aceptas que no comprendes nada, y que tal vez, tendrías que leer menos.
Sigues sin gustarme.
ResponderEliminarOye, anónimo tocablogs; ¿por qué pierdes el tiempo leyendo textos que no te gustan, y aún menos su autora? ¿Tienes problemas psiquiátricos?
ResponderEliminar¿Diarrea?, ¿menopausia precoz?, ¿analfabetismo funcional? Tu última entrada (que fue eliminada, como bien viste) era un insulto de verdulera hacia la autora de este blog y hacia mí. Piérdete un rato, anda. No sé. Haz calceta, por ejemplo.
Juan Gracia Armendáriz
Siempre deseé que en este blog no entrara gent..(uza). Sé que no es fácil hacer un comentario literario. No sé, 'Anónimo', quizá deberías prestar más atención a tus carencias...
ResponderEliminarBeso fuerte (sí; también para tí, querido 'Anónimo' al que no le gusto pero que escudriña mi blog como si le fuera la vida en ello).
La litertura está llena de quijotes.
ResponderEliminarY de 'Celestinas' también...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarCristina:
ResponderEliminarNo se la carencia que tendrás tú, dudo que tus deseos sean consecuencia de ella. Para mi nos atrae todo aquello que nos resulta un reto que aunque parezca insatisfacción nos produce en el interior una sensación tal que nos seduce para lograr nuestros propósitos, nuestros triunfos personales sorteando lo que en un principio parece insorteable, cambiando rumbo tantas veces como haga falta hasta la deseada meta.
Sigue igual, no cambies mucho el rumbo que amenazo con seguirte. Eres genial.
Cristina, ahora si te tengo que dar la enhorabuena, ahora ya por fin eres reconocida entre las mejores escritoras, ya que se dice que no existe escritor y artista creativo si no tiene a alguién en contra, aunque sea necio o cortito, o tenga una mala follada, (con perdón por lo soez), ya que ser "fan" es fácil y gratificante pero ay! lo contrario.
Anónimo, también te dedico palabras que me ha hecho ilusión verte:
jjiji para no gustarte estás más pendiente que yo que sueño con una nueva publicación.
Me alegra verte por aquí, solo las/os grandes tienen fieles seguidores, pobres seguidores (los que no saben pero les gusta aprender) y el incomparable odioso seguidor que tiene un vocabulario tan corto que ni para meterse puede emplear nuevas palabras (bueno, perdón, has empleado una nueva y dificil "Sigues" y ¡bien escrita".
Cristina te sube de categoría a "gentuza" pero no alcanzas siquiera el grado, te quedas en "gentucilla" y como se dice por aquí "homenicaco". Es genial esta Cristina que encima se preocupa por tus carencias, siendo que carecias tiene aquel que le falta algo y tú por desgracia eres un "niño prodigio" no te falta nada (exento de palabras, complejo de inferioridad, no alcanzas categoria de "homenicaco, sin cebrebo, muy aseado, que tienes planchado hasta tu cerebro, ...)
A los anónimos groseros es mejor directamente ignorarlos, si no estamos alimentando sus necesidades de atención.
ResponderEliminarCristina: interesante entrada, siempre me pregunto qué hay detrá de algo que deseamos muchísimo.
Desde mi 'no anonimato', os doy las gracias por venir (y decir, claro).
ResponderEliminarMejor es dejar que el deseo se haga preguntas sobre ti.
ResponderEliminar(Cris, ¿por qué no activas la aprobación de comentarios para evitar estas impertinencias "anónimas"?)
Así es, Antonio, y que el deseo nos guía también...
ResponderEliminarAcabo de activar la moderación de comentarios, muy a mi pesar, pues pensé que estas cosas sólo le sucedían a los demás. No lo hice antes porque pensé que para quien comenta sería más rollo, pero tal y como está el patio, debo hacerlo.
Os doy las gracias a tod@s los que me seguís y os mando un beso fuerte.
Creo que soñar es la unica forma de mantenerse vivo... de caminar con un destino.
ResponderEliminarLas metas son para cruzarlas y una vez logradas volver a marcarse nuevos retos.
Quiza los mejores sueños sean los que nunca lleguen a cumplirse.
Me encantan tus reflexiones... tan Luna como siempre.
Saludos almendrados ;)
A mí me encantan tus comentarios, Tey ;)
ResponderEliminarSaludos lunares.
Los sueños aterrizados negocian con la realidad. Porque si de paraísos se trata ya dice Proust: no hay más paraísos que los perdidos. un abrazo
ResponderEliminarCristina, Adler tenía algo de razón en todo esto. La verdad es que siempre deseamos lo que no tenemos y a veces, tenemos lo que no deseamos...pero quizá las ilusiones cobren sentido sobre las cosas deseadas no sobre las que se poseen. A mi si me gustas, Cristina, por si te sirve de consuelo.
ResponderEliminarMaxine, Javier, gracias por vuestra visita.
ResponderEliminarY sí, Javier, me sirve de consuelo ;)