Caminas sobre el hielo sin temor, segura de que no puede pasar nada; te sientes a salvo encima de esos centímetros gélidos que te protegen de tormentas de agua y de ti misma. Tus pasos, firmes, te guían hacia aquello que deseas, confiada de que el deshielo nunca llegará, en busca de esa felicidad de la que huyes, aunque creas lo contrario. Ignoras que en breve asomará la primavera y, aunque tú no lo desees, el suelo que pisas no es ningún glaciar, y se derretirá con los primeros rayos . Será entonces cuando tengas que aplicar todo aquello que aprendiste, como nadar contra corriente o jadear en busca de aliento con los pulmones encharcados. Intentarás salir a flote, pero tus músculos, paralizados por el frío, impedirán que avances, y tu obsesión por encontrar un islote al que aferrarte a la desesperada tan sólo ayudará a que termines de hundirte.
Estás helada, pero aún piensas que eso te hace fuerte, deslizándote en perfecto equilibrio sobre esa capa de hielo menguante, queriendo ignorar tu destino, desoyéndote. Acabarás desarmada, hundida en lágrimas contenidas disfrazadas de dureza.
Triste manera de aprender que el deshielo siempre llega para todos, aunque tú decidieras pasar frío...
Qué bueno es saber ser débil, vulnerable, con necesidades tan humanas como ser acariciados.
ResponderEliminarEsta entrada me duele, Cristina, pero me ha hecho meditar.
Bss,
Maca.
"Aunque tú decidieras pasar frío..."
ResponderEliminarQuizá el calor nos hace más vulnerables, ¿podría ser eso?
Me gusta mucho leerte, aunque he de reconocer que tus textos a veces me dejan tiritando. Nunca mejor dicho, amiga.
Aléxis.
Jo...
ResponderEliminarBellisima forma de describir la falsa fortaleza. Con tu permiso pasaré a menudo por tu casa para ver como el deshielo va transformandola.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde el otro lado del océano.
Irma.
No se si el cartero secuestra mis cartas o es que las cibernéticas aguas de internet desvían mi atención.
ResponderEliminarDejaré de escribir (no de leer) si no publicas mis comentarios.
A la misma hora escribí sobre el asunto de cerrar los ojos cuando se folla o cuando se hace el amor, que no es lo mismo, e incluso me atrevería a decir que no hay una explicación precisa sobre este asunto.
no me gusta firmar... Libélula
Yo siempre publico los comentarios, a no ser que sean ofensivos, claro. De todos modos, Libélula, ¿este comentario está relacionado con este post en concreto...? Yo creo que te has equivocado de entrada, pero en fin... Se agradece,
ResponderEliminarMi querida Cristina, no podía irme a dormir sin leerte ...
ResponderEliminarEntrada tras entrada me haces meditar, soñar en otras ocasiones y ser parte de ellas la mayor parte.
Te repetiría lo que dice Maca e Irma, pero sería reiterativo.
Si me preguntases cual es la mejor, no te sabría decir, lo que si es que con ésta me alzo como si en un escenario estubieses a aplaudirte junto con todo el clamor de la gente.
Eres impresionante!
Un fuerte abrazo
Tanto esfuerzo para nada...
ResponderEliminarNadie puede ayudarla?
Besos.
¿si? ¿tú también crees que a veces huimos de la felicidad sin darnos cuenta?
ResponderEliminarbss
A veces sí lo pienso, Claudia. Imperdonable, sin duda; y encima, nos atrevemos a quejarnos...
ResponderEliminarBesos.
Gracias a tod@s por vuestra visita, y por decir. África, siempre tan generosa, te envío un abrazo fuerte (y a los demás, también, claro).
ResponderEliminarJolin... que angustia. Pero a veces un chapuzón nos viene bien a tod@s. Simpre y cuando todo quede en un resfriado.
ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre.
Abrazos almendrados ;)
Me encanta tu blog, veo que compartimos similares inquietudes. Sigue así....;)
ResponderEliminarTe dejo un enlace de mi blog, por si quieres echarle un vistazo
ResponderEliminarhttp://gmozos.blogspot.com.es/
He pasado toda la tarde y noche del sábado leyendo tu blog.
ResponderEliminarEl deshielo del último gin-tonic que no he probado, me recuerda la hora que es.
Me voy a dormir y me voy a quedarme con uno de tus relatos para soñar despierta.
No quisiera provocar celos... pero me gustaría sentir tu respiración en mi espalda.
Pues a este comentario, no sé qué responder, salvo que tengo el tabique nasal torcido y respiro muy mal... (cacofonía, lo sé, pero es que no se me ocurre otra cosa, ANÓNIMO).
ResponderEliminarBello texto, exquisito estilo, nueva amiga.
ResponderEliminarAbrazos desde Málaga.
María.