sábado, 5 de junio de 2010

Final de trayecto





Te miro y te dejo hablar; sé que supones que te quiero y que estoy en tu maleta con candado, esperando a que decidas darme uso. Me cuentas cosas, las de cal y las de arena, las dulces y las amargas, ignorando que ya no quiero escuchar filosofías acerca de la vida o del amor, que estoy llena de palabras y vacía de caricias. Estoy cansada de descifrar mensajes; no pienso desnudarte hasta encontrar los besos y el 'te quiero' que guardas hasta el momento oportuno con este juego absurdo: me he vuelto vaga. Busco lo fácil, el camino de rosas; ya no quiero jugar al escondite ni que me duela el cuello cada vez que te miro a los ojos porque estás subido en un andamio. Tus ambigüedades ya no me mantienen a tu lado, ahora quiero claridad. Necesito verte sin disfraces, cercano, vulnerable. Me he cansado de atravesar fortalezas y de inventar estrategias para llegar a ti. Abandono la lucha y me presento como soy, diciéndote con la mirada que ha llegado el momento de abrir candados que nos permitan avanzar, para irnos o para quedarnos, juntos o por separado.
Y ahora, te miro de nuevo y te dejo hablar; pero no olvides que estoy llena de palabras y que no encuentro mi espacio dentro de una maleta viajando al lado de tus inseguridades.

2 comentarios:

  1. Me gusta Cristina, ojalá a mí en un momento similar me hubiese salido eso de la boca, pero ha sido de tú pluma, enhorabuena, poético y bien dicho, ea.

    ResponderEliminar
  2. Julia, tú lo has dicho: salió de mi pluma, no sé si de mi alma. Lo cierto es que nunca he sido capaz de permanecer dentro de una maleta...

    ResponderEliminar