jueves, 5 de agosto de 2010

Kundera y las miradas


Me acabo de despertar de una pequeñísima siesta que ni sé si fue siesta o no, porque no tuve en ningún momento la sensación de haber dormido. Es más, me tumbé en el sofá pensando en un montón de cosas, pero de repente sólo tenía este fragmento (bastante desordenado, que todo hay que decirlo) en mi cabeza:

«Todos necesitamos que alguien nos mire. Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir. La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. [...]La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Estos son los incansables organizadores de cócteles y cenas. Son más felices que las personas de la primera categoría quienes, cuando pierden a su público, tiene la sensación de que en el salón de su vida se ha apagado la luz. A casi todos les sucede esto alguna vez. En cambio, las personas de la segunda categoría siempre consiguen alguna de esas miradas. [...]Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada. Su situación es igual de peligrosa que la de los de la primera categoría. Alguna vez se cerrarán los ojos de la persona amada y en el salón se hará la oscuridad. [...]Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.»
La Insoportable Levedad del Ser
Milan Kundera

No sé por qué ni cómo anidó este fragmento en mi mente; no es mi favorito del libro, pero aquí lo dejo, mientras me pregunto a qué grupo pertenezco (descarto, sin lugar a dudas, el primero).

Recuerdo que hace años tuve una conversación acerca de este libro y de este tema en concreto con mi profesor de Literatura (Claudio Rodríguez Fer,¡qué gusto recordarla ahora!) y yo argumentaba que las miradas a las que nos exponemos no eran tan necesarias, que me atraía más la idea de mirar que de ser mirada. Él, al oir esto, con esa sonrisa tan suya que contaba tantas cosas, me dijo algo así como que 'Dentro de unos años, me lo cuentas' (por aquel entonces yo tendría 17). Pues francamente, ahora que han pasado tantos años, pienso que si hay algo capaz de subyugarme es la mirada de aquellos que me aman, pero también mirar todo lo que yo amo.

No sé si he cambiado mucho desde entonces. Quizá no tanto.


6 comentarios:

  1. Bellisimos pensamientos en el momento de estar y no estar; en en los instante de los duerme velas. Gracias por dejarlos escritos.

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  2. Esas ideas latentes que afloran cuando estamos ahí, entre el sueño y la vigilia, cuando la censura está medio aletargada y no nos mira. O nos mira menos, jeje.
    Gracias a ti.

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  3. Leí este libro para no tener que oirte, ¿te acuerdas? Siempre estará ligado a ti, Kundera, largas charlas sobre sus obras, la facultad, Santiago, 'A casa das crechas' y tus cabreos cuando llegábamos tarde al Momo porque nos entreteníamos en el Obradoiro...Jjjjjj, ¿te acuerdas aquella tarde durante la ponencia soporífera de 'ese que tú y yo sabemos' (no vaya a ser que me lea, que el mundo blogueril es otro pañuelo)

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  4. acerca de la TRE lo que nos reímos cuando empezaste a rebatirle? Es la típica anécdota que contamos siempre que nos reunimos y acabamos tirados por el suelo de la risa.
    Bueno, que no me enrollo más, que este recuadro no me deja.
    Juas, no sé qué le pasa hoy a esto que me quiere mantener en el anonimato además.
    Un beso, Cris. Y a ver si vienes pronto, cohonessssssss.
    Antonio C.

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  5. Toño, heyyy!!! A ver, lo primero TREC (no fastidies tú también, leches, jajaj). ¿Te has vuelto ya racional-emotivo o sigues dando la brasa con edredones de diván -eso sí que eran charletas pre- Memo, que no me he olvidado-)
    Ya ves, pasa el tiempo y Kundera sigue aquí, así que, las cosas no han cambiado mucho.Y el Obradoiro ahí sigue también, ¿no?
    Ganiñas de veros a todos (o de miraros (¿a qué grupo perteneces tú? jajaja)
    Besos.

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  6. Supongo que pertenezco un poco a todos, para qué engañarnos. Venga, anda, haz la maleta y vente, que sí, que el Obradoiro sigue aquí ;)

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