lunes, 16 de agosto de 2010

Paper dolls


Al principio era sólo un entretenimiento; ponía todas las plantillas sobre la mesa e iba eligiendo según su estado de ánimo, sin importarle la temperatura que hiciera en la calle. Despacio, empezaba a recortar los trajes, intentando no salirse y frunciendo el ceño en cada vértice. Poco a poco se convirtió en una experta, podía hacerlo incluso con los ojos cerrados.

Él la observaba por el rabillo del ojo, al principio con gesto distraído. Todo empeoró aquella mañana cuando abrió el armario para elegir una corbata y comprobó que todas eran de papel. Ella ni lo miró, recortaba entonces la figura de un hombre, ajena a su asombro, un poco temblorosa.

1 comentario:

  1. Es grandísima la historia que dejas sin contar, da muchísimo de sí. Me encantó.
    Un abrazo, Cristina.

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