Llueve de forma rabiosa. Ella escribe mientras él lee poemas en la cocina; busca una estrofa en la que hundirse, para demostrarle después que se ha salvado del naufragio.
No se miran, ninguno dice nada, pero la lluvia cae y entre los dos se crea un espacio nuevo, inundado de letras.
Llueve de forma rabiosa; ninguno dice nada. Después, escurrirán palabras.
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