sábado, 18 de diciembre de 2010

Disfraces



Al principio no resulta fácil, pero con el tiempo, uno va adquiriendo destreza. Podemos empezar por el pelo, otro color, incluso una peluca, cualquier cosa vale para poder alejarnos.

El maquillaje también es importante, labios más gruesos, pómulos exagerados. Si es necesario, recurriremos a alguna cirujía que nos regale una ficción. En ocasiones, es necesario hasta cambiar de ideas, incluso de latitudes.
Todo sería perfecto si no fuera por ella, por esa mirada que, insatisfecha, nos dice ante el espejo que aún nos reconoce.

3 comentarios:

  1. Disfrazarnos para nosotros mismos es relamente difícil, pero que algunos hasta lo consiguen.

    ResponderEliminar
  2. El disfraz y el teatro es lo mismo desde que vivíamos en cuevas. Interpretar e incorporar a otros personajes; o uno mismo ser muchos; salir a dar un paseo fuera de la propia conciencia; huir de ella y que no te encuentre durante una temporada... ¡qué gran alivio, alivio, alivio!(y no me canso de decir "alivio") Un beso.
    David Bisbal

    ResponderEliminar
  3. Hay posos de huida en los disfraces...
    Gracias por vuestros comentarios.

    ResponderEliminar