martes, 27 de septiembre de 2011

Cuentas pendientes









A veces me siento a los pies de la cama y dejo que vayan apareciendo de una en una, con un orden que, aunque no siempre es cronológico, sí se corresponde con el momento en el que les solté la mano con más bien poca consideración. Hoy llegó en primer lugar la más pequeña y, a diferencia de otras veces, noté que su expresión estaba seria. Supuse que algo o alguien la había cabreado, así que, me limité a observarla, sin más. En ocasiones la recuerdo pensativa, otras, coqueta mirándose al espejo, las que más, jugueteando en un columpio, y me pregunto dónde quedaron sus sueños y por qué se borraron de su empeño. Supongo que sus piadosas mentiras de poco le sirvieron y que a cambio, un día decidió que lo mejor sería transformarse en otra, tal vez más insolente, pero dura; tan dura que, sin saberlo, casi se condena al fracaso al que se atan de por vida aquellos que se cubren con escudos y corazas, a esas aguas mansas que no llevan a ninguna parte, salvo al aislamiento. No me gusta verla convertida en isla, así que, decido acariciar sus manos y acortar la distancia entre ambas. De poco sirve, me digo a veces, aunque siento que ella se queda mucho más relajada y que yo me libero de un peso molesto.
Después abro los ojos, alejándome, muy próxima a comprender que los peores ataques siempre surgen desde dentro. Relajada, si aún me siento con ganas, doy paso a la adolescente a la que abandoné una noche de tormenta en la que aún me necesitaba. Si no, espero a otro momento.
Me pregunto cuándo vendrá a pedirme cuentas la mujer en la que hoy me he convertido, y sólo deseo que cuando nos miremos frente a frente, ambas podamos regalarnos una sonrisa, o un guiño de complicidad, sin sentir que nos debemos nada, convencidas de haber vivido sin dejar cuentas pendientes.



11 comentarios:

  1. Qué bueno poder ir hablando con todas y dejar de tener cuentas pendientes.

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  2. Yo a veces también siento que abandoné demasiado pronto a la adolescente que un día fui...
    No sé si es lo que dices o cómo lo dices, pero siempre me dejas con una reflexión.
    Maca.

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  3. Muchas veces me pregunto yo lo mismo..... Espero que el encuentro del hombre que soy, o el que seré, con el que quise ser, sea satisfactorio.
    Bicos desde el norte.
    Toño.

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  4. Me releeo en mis escritos de adolescente y me encuentro con mi esencia. Sigo siendo YO, solo ha cambiado mi experiencia

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  5. Bueno, a veces, independientemente de que en esencia sigamos siendo nosotros mismos, es necesario acercarnos a lo que de alguna manera hemos perdido. He de reconocer que acercarme a la niña que fui un día, me ayuda a entenderla mejor, y así, a aceptarla. A fin de cuentas, es la semilla de lo que más tarde crece...

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  6. Muy buen texto, Cris; más allá del aspecto testimonal o existencial del texto, en el que no entro, escribes muy, muy bien.

    Juan

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  7. Supongo que en cada texto hay una parte de quien lo escribe, inevitablemente. Más existencial que testimonial, aún habiéndolo escrito en primera persona, si es cierto que a veces, al hacer moviola, aparecen las 'mujercitas' que he ido dejando atrás. Normalmente lo hacen contentas; normalmente... ;)
    Gracias por tus palabras, Juan. Gracias a tod@s, siempre, por vuestros comentarios.

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  8. Yo casi prefiero darle una colleja al niño y al adolescente que fui...
    Pero te entiendo, te entiendo bien ;)
    Alexis.

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  9. Me gustaría saber donde acaba tu imaginación...
    Un saludo ;)

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  10. Me encanta ver como no soy única que busca a la niña, a la adolescente, aunque tú con gran capacidad de comunicación.
    Pero a mi me pasa como a Alexis, que más de una colleja se lleva mi adolescente, pero esta por tonta por esa coraza de fuerte y muerta de vergüenza no hacía nada.
    Tuve un reencuentro hace poco y al ver que poco había cambiado, que la coraza era mayor y ya no sabía salir, me propuse salir para buscar y responder todas las preguntas sin respuesta dejadas en el tintero.
    Un abrazo muy fuerte,
    Africa

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  11. Mejor una caricia que una colleja...
    Un gusto verte por aquí, África.

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