martes, 11 de mayo de 2010

En el parterre


Después de una temporada queriéndote abrí la puerta de casa para ventilar. Aprovechaste y te fuiste, pero la dejé abierta por si volvías. Entraron gatos, insectos, algún pájaro, pero de ti ni rastro. Cuando llegó el invierno la cerré y te esperé dentro, desnuda. A ratos dormía, otros, rompía nuestras fotos para después pegarlas.

Cuando regresaste no dije nada, sólo te miré, ¡estabas tan guapo...! Te acercaste, me diste un beso y un paquete envuelto y te despediste para siempre. Al abrirlo, una bocanada de aire pestilente me sacudió la cara. Demasiado tarde, como siempre. Traté de sujetarlo, ¡se escurría! Al intentar encajarlo en su hueco me frenó la cicatriz. Salí al jardín y cavé una zanja.

Desde entonces late en el parterre, junto al rododendro.

2 comentarios:

  1. Al intentar encajarlo en su hueco me frenó la cicatriz.

    Y es que hay "cosas" que una vez arrancadas no hay manera de volver a encajarlas.

    Muy bueno Cris...
    Dos besos

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  2. Dejémoslo descansar junto al rododendro y que siga latiendo; mejor eso que hacer una chapuza...
    Muá!

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