lunes, 17 de mayo de 2010

Amaneceres


A veces la mañana me envuelve con sus colores; otras, consigo teñirla con los míos. Casi siempre, a mediodía, entramos en conflicto; ella pretende imponer su realidad, yo, lucho por preservar la mía. A media tarde, agotadas y difuminadas por el cansancio acumulado y el escupitajo de una certeza absoluta, nos damos una tregua. Entonces ella ve a través del espejo lo poco que se gusta y yo, a través de un rápido resumen, compruebo que no es tiempo de sueños e ilusiones. Cuando se pone el sol nos fusilamos con un entendimiento falso pero casi convincente. Más tarde, bañadas por la luna y desnudas de artificios, cambiamos nuestros disfraces. Entonces ella se presenta con una esperanza amable y reparte sueños y confetti. Yo miro a mi lado y no veo nada; todo es silencio.

3 comentarios:

  1. "Yo miro a mi lado y no veo nada; todo es silencio."
    La clave está en mirar al frente a esa esperanza a esos sueños...

    Dos besos Cris.

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  2. Si en realidad puedes elegir si eres tú o es la mañana la que te envuelve o quién envuelve a quien, ¿no te parece? Saberlo es fácil, reconocerlo es lo difícil...alguien dijo en una ocasión, no buscaba a alguien compatible, yo la quería.

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  3. Mararía, mirar de frente a esos sueños es lo que más de gusta, aunque a veces "entre en conflicto..." con ellos.
    A quien me habla desde su Blog de las seis le digo que en realidad saberlo no es tan fácil, si acaso intuirlo tal vez.
    Besos.

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